Al abogado chino Wang Quanzhang (Rizhao, 1976) la palabra le cuesta: ha estado casi cinco años privado de libertad, buena parte de ellos incomunicado, y su salud física y mental se ha deteriorado durante el internamiento.
No quiere hablar de su tiempo encerrado acusado de "subversión contra el poder estatal" ("podría acarrearme problemas", dice) pero sí articula alto y claro que jamás infringió norma alguna: "Quiero que la Policía y el Gobierno hagan uso de su poder de forma acorde a la ley, no de cualquier manera, para limitar mi libertad", cuenta en una entrevista telefónica con Efe.
Después de estar separado de su familia desde el 10 de julio de 2015 -cuando fue detenido en una redada conocida como "709" en la que las fuerzas de seguridad chinas arrestaron a varios centenares de abogados y activistas-, Wang pudo regresar este lunes a su hogar, en Pekín, junto a su familia.
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