El sector nacional de las bodas y comuniones tiene por delante dos escenarios: uno malo e inmediato y otro peor a medio plazo, ya que los efectos de la pandemia por el COVID-19 se ha cebado ya con ellos.
Por lo pronto, el 95 por ciento de las comuniones se han anulado, la mitad del negocio está por completo parado y se van a dejar de obtener un 50 por ciento de beneficios, que muchos señalarían incluso como pérdidas.
Para aclarar, ese 5 por ciento de comuniones celebradas serían en familia, frente a lo que empezaba a ser habitual en los últimos años de eventos sociales a modo de "minibodas" y numerosos invitados, mientras que si la mitad de los negocios siguen funcionando es porque en los talleres se confeccionan trajes ya encargados para el segundo semestre del año.