
Rick Wilson es un republicano sin partido. Conservador hasta la médula, reivindica una política que beba del sentido de Estado y los valores democráticos que, a su juicio, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hizo saltar por los aires. Acaba de publicar su segundo libro superventas con un título que poco deja a la imaginación: Presentarse contra el diablo: el complot de un estratega republicano para salvar a Estados Unidos de Trump y a los demócratas de sí mismos.
Después de 30 años de servicio en el Grand Old Party como asesor político y estratega de comunicación –trabajó en el Gobierno de Bush padre y en las campañas electorales de más de 39 estados–, Wilson se ha convertido en una de las voces de la disidencia sobre un liderazgo al que dibuja con cola afilada y unos cuernos de demonio.

















