La inflación ha golpeado a los hogares con más dificultades económicas y se convierte en un factor que ahonda en la desigualdad. Golpea especialmente el gasto en vivienda y a quienes viven de alquiler, hasta el punto que España es el país europeo donde más inquilinos están en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social. Esa persistente inflación ha hecho que casi una de cada tres personas jóvenes haya tenido que retrasar o suspender el pago de su alquiler, según un análisis de Oxfam Intermón.