La expansión de grandes parques fotovoltaicos y eólicos y la apuesta por la transición a las renovables se ha acelerado en los últimos años. Su proliferación, ligada también a la búsqueda de un modelo energético más sostenible, invita a interpretar que las principales compañías del sector gozan de buena salud. Sin embargo, la situación que se traslada desde los mayores fabricantes de aerogeneradores son bien distintas a esta suposición.
Si Siemens Gamesa anunció a finales del año pasado un recorte de 2.900 empleos y Vestas pérdidas de más de mil millones hasta septiembre de 2022, el grupo General Electric, en sus sociedades General Electric Wind Energy (GEWE) y General Electric Renovables España (GERE), diseñó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que planteaba despedir a casi 200 de los 600 trabajadores que tiene en distinto centros de España.