"Los rusos pintan y tapan nuestros murales porque son muestras de arte público que hablan directamente a la gente", dice Natalia Moussienko, miembro del Instituto de Investigación de Arte Moderno de la Academia Nacional de Artes de Ucrania. La estrategia le recuerda a otras épocas de la historia "cuando los invasores pintaban sobre los frescos de las iglesias". "Entonces no tuvieron éxito porque los descubrimos, quitamos la pintura y hoy esos frescos están brillando. Los nuevos invasores tampoco lo lograrán", añade convencida.