Abandonados se sienten los habitantes del parador turístico de Zarabanda, un caserío ubicado en la carretera que comunica a Cartagena de Indias con Barranquilla y que dependen totalmente del turismo que se esfumó del Caribe colombiano por la pandemia del coronavirus.
La veintena de casetas de venta de comida ubicadas a lado y lado de la carretera, usualmente llenas de viajeros y turistas que paran a almorzar o simplemente comer una tradicional arepa de huevo o beber un refresco, hoy parecen un pueblo fantasma.
Desde hace dos meses, cuando comenzó la cuarentena y se prohibieron los vuelos nacionales e internacionales, más de 70 familias de esa comunidad quedaron en el limbo porque además de perder su fuente de ingresos no cuentan con servicios básicos como agua potable o gas natural y, para rematar, no les ha llegado ninguna ayuda.
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