El pasado jueves, el mismo día en el que el mundo se mantenía expectante ante la inminente decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre si declarar o no la emergencia internacional por el nuevo coronavirus en China, los medios difundían las cifras de víctimas de un nuevo ataque en el este de la República Democrática del Congo. Un total de 36 civiles, según explicó el gobernador local a AFP, habían sido asesinados en la región oriental de Beni, epicentro del brote de ébola que desde hace un año y medio sacude al país.
No es la primera vez que un país tiene que lidiar con el virus.