Una enorme planta metalúrgica construida durante la época soviética se ha convertido en el último reducto de fuerzas ucranianas organizadas en la devastada ciudad de Mariúpol. Noventa años después de que sus hornos comenzasen a producir hierro, el complejo industrial de Azovstal –considerado una de las mayores acerías de Europa– es ahora el lugar al que se aferran las tropas ucranianas, rodeadas y superadas en número, que defienden este enclave estratégico del sureste de Ucrania tras 50 días después del inicio del asedio ruso.