El nombre de George Floyd sigue en boca de los habitantes de Mineápolis (Minesota) y de Estados Unidos, todavía con las heridas de este caso "abiertas", en la víspera del inicio de los argumentos orales en el juicio contra el expolicía acusado de terminar con su vida, Derek Chauvin.
Una de las mineapolitanas que no confía en que la Justicia estadounidense pueda cerrar las heridas causadas por ese episodio fatal es Anwulika Okafor, una organizadora comunitaria que vivía a dos bloques del punto en el que el hombre afroamericano murió presuntamente asfixiado por el agente.