Aunque la pandemia de COVID-19 no ha detenido la frágil actividad económica en Nicaragua, el nuevo coronavirus ha espantado a los comerciantes y clientes, de mercados y centros comerciales del país, donde la merma de visitas es notoria.
Mercados de Managua como el Oriental que diariamente recibía unos 100.000 clientes, o el Roberto Huembes, que atraía a unos 8.000 compradores, hoy se notan más vacíos, no solamente por la falta de compradores, sino también porque cada vez más comerciantes se niegan a regresar a sus tiendas.
“Claro que ha habido menos afluencia, desde que se detectó el primer contagio, en marzo, como el 50 % de los comerciantes nos declaramos en autocuarentena, intenté volver, pero no vale la pena arriesgarnos a contraer el coronavirus”, dijo a Efe el comerciante Lisandro Roque, vendedor de materiales escolares en el Mercado Oriental.
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