El Partido Socialista portugués del primer ministro António Costa ha ganado las elecciones, pasando de 86 a 106 escaños (36,6%), a diez diputados de la mayoría absoluta. Su objetivo es volver a gobernar con el apoyo de las otras formaciones de izquierdas y entrar en el reducido club de países europeos donde la socialdemocracia encadena gobiernos.
En 2015, el Partido Socialista se hizo con el gobierno de Portugal sin ser la fuerza más votada gracias a un pacto de investidura sin precedentes con las otras formaciones de izquierdas: el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista. Nadie pensaba que aquello fuese a durar toda la legislatura y fue tachado despectivamente de 'geringonça' (chapuza).