El año pasado llegó directa a Disney+ una película titulada Chip y Chop: Los guardianes rescatadores. Combinaba diversos estilos de animación con personajes famosos, reflexionaba sobre las dinámicas actuales de Hollywood y colocaba de villano a un remanente del Peter Pan que había contribuido a crear el actor Bobby Driscoll en los 50, pero no formaba parte de un propósito claro de Disney para celebrar su inminente siglo de existencia. Porque, en fin, era una película marcada por la mezquindad —el mencionado Peter Pan se burlaba del trágico destino que Driscoll había tenido tras las cámaras, encasillado en papeles infantiles—, y la animación era abismalmente mediocre.