“Nieva es un Valle-Inclán luminoso”, así describe Rakel Camacho, directora de la obra, al autor que se ha atrevido a montar a tumba abierta. Se trata de Coronoda y el toro, una astracanada simbolista tan popular como trascendente y redentora. El autor, nada menos que Francisco Nieva, uno de los autores menos y peor representados de todo el teatro contemporáneo español. Un autor encumbrado, estudiado en los libros de textos de los institutos, en las escuelas de teatro y en los estudios universitarios. Algo que parece haberlo momificado más que acercado al público.