Uno de los términos que se ha puesto de moda entre influencers, amantes del postureo y los hoteles de lujo con pulserita de todo incluido es el de infinity pool, o lo que se traduciría como ‘piscina infinita’, pero en castellano todo pierde glamour. Parece menos importante, más cutre. Aquí lo que se vende es la exclusividad. Al final, una infinity pool no es más que una piscina en la que los bordes parecen no existir y en la que el agua se desborda dando la impresión de que no hay fin.