A principios de los 2000, el conocido como Affaire Suzanne Viguier dividió a la sociedad francesa ante la culpa, el odio infundado y la polarización de opiniones propias de cualquier juicio mediatizado en la sociedad de la información actual.
Suzanne Blanch se casó con Jacques Viguier en 1988. Ella era profesora de baile, él profesor de derecho en la universidad. Tuvieron tres hijos. Clémence tenía once años y los gemelos Guillaume y Nicolas tenían apenas tres cuando ella desapareció. Se esfumó sin dejar rastro. De la noche a la mañana se desvanecieron su cartera, su teléfono y su pasaporte. Nunca más se supo.