Las compañías aéreas han entrado en una competición entre ellas por acelerar la compra de aviones y cerrar contratos para mejorar sus flotas cuanto antes. Una situación que, en gran medida, viene condicionada por los problemas en las cadenas de suministro y por las restricciones geográficas a la hora de volar, por la situación bélica en Ucrania y Oriente Medio. Necesitan más aeronaves, con más capacidad y de mayor alcance.
El último movimiento lo han dado dos compañías europeas, Lufthansa y Easyjet, que han cerrado contratos con los dos grandes fabricantes de aviones, Boeing y Airbus.