La gravedad de la pandemia del coronavirus está calando por fin entre los ciudadanos de Nueva York, donde se registran ya más de 3.600 infecciones, y hasta los supermercados, que hasta hace poco estaban inundados de compradores, lucen muchos ahora prácticamente desiertos, algo que, asombrosamente, los dueños y cajeros agradecen.
"Es mucho mejor así. Ya no tenemos tanto estrés y hay menos riesgo de contagio. Los últimos días han sido una locura", dice a Efe Ernesto Miranda, dueño de un bazar que ha suplido de papel higiénico, productos desinfectantes y guantes de látex a buena parte de los vecinos que rodean el establecimiento, ubicado en el barrio de East Williamsburg, en Brooklyn.
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