Cuando Giorgia Meloni acaba de cumplir los 100 días al frente del primer Gobierno liderado en Italia por la ultraderecha, el Ejecutivo se ve envuelto en una tormenta política desatada por dos de los representantes más destacado de su partido, Hermanos de Italia: Giovanni Donzelli, vicepresidente del Comité parlamentario de control de los servicios secretos (Copasir), y Andrea Dalmastro, viceministro de la Justicia. Ambos están en el ojo del huracán después de unas declaraciones de Donzelli, el pasado martes en Parlamento, sobre el caso de Alfredo Cospito, el anarquista en huelga de hambre desde hace 106 días para protestar contra el 41bis, el régimen carcelario duro pensado para los mafiosos y que a él se le aplicó en mayo.