El 23 de noviembre de 2010, tres semanas antes de que la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) anunciase la atribución del Mundial de 2022, se organizó una comida en el Palacio del Elíseo. Alrededor de la mesa se sentaron el presidente francés Nicolas Sarkozy, el entonces príncipe heredero de Qatar Tamim Al Thani (actual emir), su primer ministro, Hamad Bin Jassem y el presidente de la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), Michel Platini. Diez años después, el contenido de las discusiones que tuvieron lugar en aquella reunión está en el centro de una investigación de la Fiscalía Nacional Financiera francesa (PNF) por sospechas de “corrupción activa y pasiva”, “blanqueo” y “encubrimiento”.