Desescaladas lentas y cautelosas, condicionadas a los datos y con seguimiento de variantes preocupantes del coronavirus. Son los planes de Dinamarca y Reino Unido, dos países que han destacado por su esfuerzo en los últimos meses a la hora de seguir la pista a nuevas mutaciones del virus. Ambos han ordenado también restricciones duras para aplacar la transmisión, con las que han conseguido bajar el número de casos dentro de sus fronteras, mientras continúan avanzando rápido en la vacunación.
Este miércoles, Dinamarca, que en diciembre decretó el cierre de la actividad económica, ha anunciado que comenzará a aliviar algunas de las medidas las próximas semanas, empezando por una parte de los comercios y las escuelas de ciertas zonas.