Reino Unido planea cerrar sus fronteras a los trabajadores extranjeros poco cualificados y a los que no hablan inglés como parte de una polémica reforma que endurece las leyes de inmigración y supone el mayor cambio estructural en su mercado laboral en décadas. El Gobierno británico ha asegurado que, con esta modificación, pondrá fin a años de "mano de obra barata" procedente de la Unión Europea en fábricas, hoteles y restaurantes. A partir de 2021, según su proyecto, los inmigrantes europeos y los del resto del mundo que quieran vivir en Reino Unido serán tratados con el mismo rasero.
Este miércoles, el Ejecutivo de Boris Johnson ha detallado en un documento político algunos de las líneas básicas que desarrollará en el proyecto de ley que pretende que se apruebe en el Parlamento en los próximos meses.