La llamada a las calles lanzada por los sindicatos en respuesta a la reforma de las pensiones ha puesto en marcha una cuenta atrás en Francia. Una nueva etapa comenzará este jueves, inicio de un pulso entre el Gobierno y la movilización en contra de la medida. Del resultado de ese equilibrio de fuerzas dependerá el desenlace del futuro del proyecto de ley.
En este contexto social inflamable, la comunicación gubernamental se está cuidando más que nunca para evitar gestos y declaraciones que puedan alimentar el descontento y amplificar las protestas.
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