El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se propone regular las denominadas cajas de recompensas de los videojuegos, también conocidas como cajas botín o "loot boxes": paquetes virtuales con los que los usuarios (a menudo, menores de edad) pagan pequeñas cantidades de dinero por un premio aleatorio en un videojuego, usualmente a través del teléfono móvil.
Fuentes al tanto de la medida indican que el Ministerio de Consumo se ha propuesto regular estos incentivos como ya han hecho otros países como Bélgica y Francia, con el objetivo de prevenir la ludopatía entre los menores de edad.
La lógica que maneja el ministerio es que, en la práctica, estos instrumentos, muy utilizados por la industria del videojuego para fidelizar al usuario mediante el desbloqueo de logros que permiten avanzar en el desarrollo de la partida, equivalen a un juego de azar y pueden incitar a comportamientos de consumo compulsivos asociados al azar, similares a los de una máquina tragaperra.