Ninety Nine es una de las muchas startups que se fundan cada año en España y otra de unas cuantas dedicadas al sector del 'fintech' (tecnología aplicada a las finanzas), pero solo una de las pocas que ha recaudado millones (cuatro y medio, según sus datos) sin ni siquiera tener un producto en el mercado. En su haber cuenta también con un jovencísimo fundador, Javier Sanz, y con una ristra de empleados que ya no están allí: han sido despedidos por chocar con él o con Carlota Gómez, su mano derecha y actual directora legal, o se han marchado en pocos meses porque no aguantaban más.