Las autoridades iraníes trataron este domingo de justificar el aumento del precio de la gasolina y de desprestigiar a los participantes en las protestas, que se han saldado ya con varios muertos, un millar de detenidos y una amplia destrucción, y advirtieron de que no permitirán que el caos se adueñe del país.
El presidente de Irán, Hasan Rohaní, dijo que protestar es un derecho, pero que esto es "diferente de la anarquía", por lo que el Gobierno "de ninguna manera permitirá a nadie crear disturbios o inseguridad".
También el líder supremo, Alí Jameneí, instó a la población a no unirse a las protestas que, aseguró, son llevadas a cabo por "bandidos" y no por la gente común.
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