La economía española se ha divorciado definitivamente del 'ladrillo', cuyo absoluto protagonismo hasta el estallido de la burbuja 'inmobiliaria' en 2008 trajo atroces consecuencias: una profunda crisis con una destrucción de empleo desmedida (que las políticas de austeridad agravaron), desahucios, corrupción, emigración, altas tasas de abandono escolar... Ahora, la transición digital, la industria farmacéutica y el turismo son los motores de un crecimiento más “estable”, según lo describe el equipo de expertos de Caixabank Research, que ha realizado un innovador estudio sector por sector de nuestro país con conclusiones esperanzadoras para el futuro.