No solo su vida está en riesgo por las bombas que el ejército israelí lanza incesantemente contra Gaza desde el pasado 7 de octubre. Hay quienes dependen de un tratamiento médico para sobrevivir y están viendo cómo la posibilidad de acceder a él de forma sostenida y segura, que ya antes era un auténtico vía crucis dentro de la Franja, se aleja cada vez más. Las personas con enfermedades no transmisibles son víctimas del conflicto, que ha entrado en una nueva fase esta semana, por partida doble y la escasez de suministros, fundamentalmente medicamentos y electricidad, sumada al colapso de los hospitales supone para ellas un peligro añadido.