La intención de Bruselas de regular la libertad de medios, con medidas como la obligatoriedad de publicar la información sobre sus propietarios o estableciendo requisitos para la publicidad institucional, se ha convertido en una batalla por el derecho a la información y la libertad de expresión. En la práctica, la ‘Ley de Libertad de Medios’ fija las bases en las que los periodistas pueden ser sometidos a procesos de vigilancia y la negociación amenaza con abrir la puerta al espionaje legalizado en pos del amplio concepto de seguridad nacional.