El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a endurecer su discurso. "Nuestras previsiones contemplan la posibilidad de una recesión suave en la eurozona, pero no creemos que esa recesión sea suficiente para domar la inflación", avisó la presidenta de la institución, Christine Lagarde, el jueves.
La francesa ha sobreactuado en los últimos días para dejar claro que su prioridad era, es y será la estabilidad de precios. La preocupación por el crecimiento económico que mostró tras la última subida de los tipos de interés el 27 de octubre queda ahora en apenas un desliz.
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