La Fiscalía de Menores de Barcelona pidió la semana pasada la suspensión de la publicación, advirtiendo a la editorial que estaban valorando el ejercicio de acciones legales “ante la posible vulneración del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen de los menores”. Previamente, Ruth Ortiz, expareja de Bretón y madre de los niños asesinados, había denunciado la distribución de El odio ante la Audiencia Provincial de Córdoba y la Fiscalía. El Ministerio Público pidió igualmente la paralización de la venta. El juez rechazó la demanda porque consideró que la medida restringía la libertad de expresión y no disponía del original de la obra. Aun así, la Fiscalía insistió en que El odio no debía llegar a las librerías y recurrió la decisión.
La primera reacción de Anagrama la semana pasada fue defender su derecho a publicar el volumen, aunque optaron por paralizar el proceso a expensas de la decisión judicial. En el comunicado compartido este jueves, el sello afirma que van a “respetar la petición de las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía para paralizar la distribución de la obra”.
La editorial confirma a su vez que Luisgé Martín es el “único autor” de la novela y “desmiente que se haya realizado o se vaya a realizar pago de cualquier naturaleza al condenado” por los que califica como “horribles” crímenes cometidos en 2011. En concreto, el asesinato de José Bretón a sus dos hijos, Ruth y José, en aquel momento de seis y dos años de edad. El autor ha escrito el volumen basándose en las en torno a sesenta cartas que intercambió con Bretón y la visita que le realizó en la cárcel donde cumple su condena. El resto de la información que ha incluido la ha tomado de artículos de prensa y del sumario. En ningún momento se ha puesto en contacto con la expareja del asesino, Ruth Ortiz.
Anagrama ha manifestado “respeto absoluto” hacia la exmujer de Bretón y “lamenta el dolor que las informaciones divulgadas sobre la publicación y la distribución del libro hayan podido causarle”. También considera que “en una sociedad democrática debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas”. “Las obras que se inspiran en hechos reales, como es el caso de El odio, requieren una dosis doble de responsabilidad y de respeto. Por eso, en un ejercicio de prudencia y de forma voluntaria, la editorial ha decidido mantener la distribución de la obra de manera indefinida”, han concluido.