Sony nunca ha dejado de poseer los derechos de Spider-Man, y queriendo aprovechar este privilegio para combatir la hegemonía del Universo Cinematográfico de Marvel (en manos de Disney) se ha colocado en una ambivalencia muy curiosa. Por un lado, el estudio vigila el uso que Kevin Feige pueda hacer del Peter Parker de Tom Holland —bien amenazando con retirarle de la franquicia tras Lejos de casa, bien aprovechando No Way Home como escaparate de los logros de las sagas que sí espoleó—, al tiempo que construye en torno a este personaje un miniuniverso propio.
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