Dentro de unos años, apenas recordará este fin de semana. Todo apunta a que la carrera de Morad seguirá batiendo récords. Pero mientras llegan los nuevos retos, los tres Sant Jordi Club que ha llenado en Barcelona (más de cuatro mil espectadores cada noche) marcan un nuevo punto álgido de una trayectoria para la que adjetivos como fulminante o meteórica se quedaron cortos hace tiempo. Y lo más insólito es que Morad ha llegado hasta aquí con una música nacida en y dirigida a los sectores sociales más desfavorecidos. Entre su público abundan familias migradas y racializadas de múltiples latitudes; no solo magrebíes.