Un debate habitual entre los seguidores de Fast & Furious pasa por discutir en qué momento todo cambió. Cuál fue el punto en el que notaron que esta saga, inaugurada en 2001 por una película titulada A todo gas que indagaba en la cultura del tuning y las carreras ilegales, había crecido hasta tener más en común con el cine de superhéroes que con Le llaman Bodhi, inspiración original. Como Keanu Reeves y Patrick Swayze antes que ellos, Vin Diesel y Paul Walker habían descubierto que su respeto estaba por encima de la ley.
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