Desde hace años cualquier eurofan tiene un as en la manga imbatible cuando alguien le dice que Eurovisión no sirve de nada y que solo suenan canciones destinadas a ser el tema más sonado en el chiringuito del verano. El triunfo de Maneskin en 2021 fue un soplo de aire fresco al certamen y servía para callar muchas bocas. Italia enseñaba que uno se puede tomar Eurovisión muy en serio, que se puede acudir con propuestas diferentes y con géneros que normalmente no aparecen en un certamen de estas características, donde los baladones, los medios tempos y las canciones pop con coreografía imposible de diva son la tónica general.
Leer más: El rock enérgico y disfrutón de Maneskin arrasa en el Mad Cool