En la película El hermano bastardo de Dios, el director Benito Rabal rodaba una historia sobre cómo la Guerra Civil marcó a tantas generaciones de españoles. Lo hacía desde el punto de vista de un niño ―que posteriormente crecía―, que ve cómo su madre está obligada a exiliarse y dejarle solo con sus abuelos al haber fallecido su padre. Una espina que queda clavada en aquel chaval, al que aquel conflicto bélico le arrebata a su madre durante décadas.