La ciencia ficción puede aspirar a menudo a explorar futuros avanzados, tecnologías (casi) impensables, viajes interestelares o la colonización de otros planetas. Estas narraciones pueden requerir de presupuestos abultadísimos para llevarse a la gran pantalla, pero hay que recordar que uno de los grandes clásicos del cine fantástico de todos los tiempos es una fotonovela filmada de presupuesto muy moderado: el cortometraje La jetée, de Chris Marker, que inspiró la película Doce monos.
Existe una tradición de fantástico cinematográfico que apuesta más por el ingenio que por la abundancia de medios de producción. En los últimos años, estos enfoques han encontrado un lugar en espacios naturales del indie audiovisual estadounidense.