James Joyce diseñó su obra experimental Finnegans Wake como un desafío a los críticos y los lectores, como un puzle que los expertos siguen intentando desentrañar. El rompecabezas más complicado que legó Philip K. Dick, el escritor cuya obra ha inspirado películas como Blade runner o Minorty report y series como El hombre en el castillo, fue su propia vida. Más de veinte años después de haberse divorciado de él, la joyera Anne Rubenstein Dick seguía obsesionada por la idea de desentrañar qué pasaba por la mente de su antiguo marido en sus mutaciones de pareja afectuosa a extraño compañero de viajes estupefacientes de hippies y moteros o visionario místico.