Familiares de los 29 muertos en el accidente en una mina de carbón de Nueva Zelanda en 2010, entraron hoy por primera vez en el yacimiento donde las autoridades han puesto en marcha un operativo para intentar recuperar los cadáveres.
Los familiares avanzaron en pequeños grupos unos 170 metros y dejaron flores en el montículo que bloquea el túnel de 2,3 kilómetros que lleva hasta el yacimiento de Pike River, en la Isla Sur neozelandesa, que quedó sepultado tras unas explosiones.
La Agencia de Recuperación de Pike River publicó en su cuenta de Twitter imágenes de Anna Osborne y Sonya Rockhouse, que perdieron a su marido Milton y su hijo Ben, respectivamente, y formaron el primer grupo que accedió a la mina subidas en un vehículo lanzadera.
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