La aerolinea Virgin Australia, la segunda por tamaño del país oceánico, se declaró este martes voluntariamente en concurso de acreedores después de no lograr alcanzar un acuerdo de rescate con el gobierno.
En un comunicado remitido al mercado de valores australiano, la compañía afirmó que la medida ayudaría a "recapitalizar el negocio" y garantizar que emergiera "en una posición financiera más sólida tras la crisis de COVID-19".
La compañía, que cuenta con 91 aviones y unos 10.000 trabajadores, se ha visto ahogada por una elevada deuda y el parón de actividad a raíz de la pandemia del nuevo coronavirus.
Virgin Airlines solicitó ayuda económica al gobierno australiano, encabezado por el primer ministro, Scott Morrison, para hacer frente a corto plazo a parte de una deuda cercana a los 5.000 millones de dólares locales (3.160 millones de dólares estadounidenses o 2.910 millones de euros).
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