Hay acuerdo en un momento histórico en el que todas las economías del planeta están sufriendo las consecuencias de una crisis sanitaria sin precedentes en un siglo que ha llevado a grandes gastos en servicios públicos para hacerla frente. Por primera vez, se ha pactado que exista un impuesto mínimo global del 15% para evitar que las grandes empresas sorteen el pago de impuestos y, al tiempo, que algunos países como Holanda, Irlanda y Luxemburgo hagan dumping fiscal a sus socios. Es decir, que los paraísos fiscales no pueden tolerarse en un mundo globalizado.
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