La reciente cumbre del G20 en la ciudad indonesia de Bali ha hecho resurgir de sus cenizas al foro la crisis financiera de 2008 que llevó a gobernar el tablero de ajedrez internacional. Este grupo de países renace en detrimento de otros clubs, más selectos y elitistas, que pusieron en práctica los recetarios ideados por consenso de Washington, revestidos de oficialidad por el G7 y el FMI, y dejaron un reguero de daños socio-económicos bajo el principio de la austeridad que aún sufren varias economías. Ya ha pasado a mejor vida el trueque entre ajustes fiscales draconianos a cambio de inyecciones de financiación preferentes concedidas por el Fondo como prestamista global marcaron las discusiones multilaterales en una las últimas turbulencias financieras: desde el efecto tequila mexicano de 1996 hasta el tsunami financiero provocado por la quiebra de Lehman Brothers.
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