La pandemia encerró a Maya en Nairobi junto a su maltratador y puso su vida en peligro. A Leonarda le quitó su trabajo de empleada de hogar en La Paz y la empujó a una situación extrema. A Wannisa le dejó atrapada en un suburbio de Bangkok a cargo de sus dos hijos menores y otros familiares, a quienes mantiene trabajando como limpiadora de hospital.El coronavirus ha matado a más hombres, pero las mujeres han quedado más expuestas a problemas crónicos como la violencia machista o la precariedad laboral. Afrontan además un mayor riesgo directo al ocupar el 70 % de los trabajos en el sector sanitario a nivel mundial o estar mucho más al cargo de enfermos y ancianos, los trabajos “invisibles” y no retribuidos.