La señal más clara de la falta de noticias y decisiones de calado en la trigésimo primera cumbre de la OTAN, celebrada en Bruselas este lunes, es que los titulares se hayan centrado más en cuestiones anecdóticas.
Por un lado, en clave española, sobre la torpeza de los encargados gubernamentales de comunicación, al querer convertir un simple saludo entre Joe Biden y Pedro Sánchez en una reunión bilateral, lo que no deja de traslucir un cierto complejo de inferioridad y un ansia exagerada por aparentar una grandeza que no se acompaña con los hechos.
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