Justyna Wydrzynska rompe a llorar cuando narra el desgarrador testimonio de Ania (nombre ficticio), la mujer a la que trató de ayudar para que abortara. “Es una historia de soledad, miedo y desesperación”, comienza diciendo sobre el caso por el que ha acabado condenada en Polonia. Wydrzynska, activista de la organización Abortion Dream Team, se jugó pasar tres años en prisión, que es la pena máxima que recoge la legislación polaca para las personas que facilitan el aborto, por enviar a Ania unas pastillas abortivas.