13 años ha tenido James Cameron para realizar su secuela de Avatar. 13 años desde que su revisión de Pocahontas arrasara en la taquilla y dejara a todos con la boca abierta gracias a su don para la acción. A través de una historia tan simple como el mecanismo de una polea, Cameron articulaba toda la película en torno a unas set pieces apabullantes. Todo usando la última tecnología al servicio de su película. El 3D, ese truco que todos explotaron hasta reventarlo para sacar un dinero extra por entrada, alcanzó su cima gracias a un filme cuyo máximo atractivo fue crear un mundo propio y un imaginario que caló en la cultura popular.
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