Noches atrás, la periodista Marta Medina se subió a la tarima de un cine madrileño para presentarnos la peli más friki de Brian de Palma, ya sabemos, un tramposo con talento que se apropia de experiencias ajenas y las hace pasar por suyas.
La peli de marras es El Fantasma del Paraíso; una interpretación fáustica y rockera de El fantasma de la Ópera, la novela de Gaston Leroux. Se estrenó con Franco agonizante, pero su repercusión llegaría años más tarde, con la modernidad, cuando se aceptó que los grupos de rock podían subirse a escena maquillados, exhibiendo todo un repertorio de gestos ambiguos que marcasen su orientación sexual como un interrogante abierto.