La sentencia de la jueza Elena Kagan, reconocida como una de las más progresistas y sagaces en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, ha dado la vuelta al caso que empezó hace más de veinte años, cuando Claude Cassirer encontró expuesto en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (1897), de Camille Pissarro. Era el cuadro que los nazis robaron a su abuela en marzo de 1939. El veredicto unánime de los nueve miembros de la corte —y ni un voto particular en contra— determina que el caso no estará amparado por la española.