Decía Gloria Steinem que había tenido que esperar muchos años a que nacieran sus mejores amigas. Era la frase con la que mostraba su entusiasmo por el rejuvenecimiento y la efervescencia del feminismo contemporáneo. Ella, que forjó su carrera como periodista y escritora en el Estados Unidos de los años 60 –otro momento histórico de gran exposición para el feminismo–, reconocía así los logros y las ideas de las generaciones más jóvenes. Que este miércoles un jurado haya decidido concederle el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2021 puede ser leído como otro de los signos de los tiempos que vivimos: raros, oscuros muchas veces, pero también llenos de impulsos por profundizar cambios sociales que heredamos de las más mayores.