Dicen sus colaboradores que António Costa, el primer ministro de Portugal, es un hábil negociador y un convencido europeísta. Condujo al país hasta la salida de su peor crisis tras la intervención de la troika. Ahora, levanta la voz contra la Europa insolidaria. Contra un discurso, ha dicho, "repugnante".
No es habitual ver a Costa expresarse con tal contundencia en público, pero el fracaso del Consejo Europeo extraordinario del jueves, en el que Alemania y Holanda tumbaron el "plan de choque" para auxiliar a los Estados más castigados por el coronavirus (España e Italia), le ha exasperado. Otra vez, la dos Europas.